Si yo supiese expresar
con palabras lo que se
agazapa
en la esquina superior de
mi estomago,
no tengas la menor duda de
que lo haría;
Si supiese expresarme
como lo hacen los
verdaderos poetas
(con sencillez y maestría)
créeme que también lo
haría.
Lo intento y me esfuerzo
-juro que me esfuerzo-
pero también es verdad
que muchas tardes me dejo
llevar
por las sombras que
acechan
la ventana de mi
habitación
y ahí es donde las
palabras
más cómodas se sienten
y es más difícil
sacarlas de su trinchera.
Hay días que me siento
medianamente inspirado
y parece que van saliendo
poco a poco
y se van deslizando por
mis huesos,
por mis venas, penetrando
en mi sangre
y dejándose llevar por el
galopar del instante
y cuando llegan a mis
dedos o mi garganta
se detienen como asustadas
de no saber si salir o
regresar.
Yo empujo, en cambio ellas
se resisten,
al final se me resbalan
como agua fina
y me digo a mi mismo, a la
próxima,
no te preocupes.
Si yo supiese expresar
con palabras todo lo que
agazapa
en la esquina superior de
mi estomago,
créeme, lo haría.