Siempre reincidiendo en la repetición,
descontando los minutos del reloj,
Saboreando con precisión
esos momentos que giran hacia la confusión.
Actuando con conciencia y premeditación,
aguardando el momento con suma precaución,
desdibujando anocheceres en un simple renglón.
No hay confusión, no hay engaño
y siempre (para que negarlo) fascinación.
Hemos creado un limbo con suma previsión,
no fácil digerir, complicado asimilar,
pero nuestro al fin y al cabo
y eso es lo único real.
Paciencia y optimismo se funde por igual,
desengaño y cabreo de la mano van.
Todo esto tiene ya un final,
la suerte echada está y dejamos de contar.
Todo empieza y termina igual.
Punto de partida
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