Saturday, October 28, 2006

Freno de mano

Cualquier lugar de Europa,
cualquier lugar de América,
cualquier lugar del fin del mundo es perfecto
para estar mirando por tu espejo retrovisor,
bello para nadar por la crisis, por la angustia,
por esas maneras de perder el sueño,
por esas maneras de dormir despierto,
por esas maneras de caminar sin andar,
por esas palabras que siempre quise pronunciar,
por llegar a tu lado sin llegar…

Cualquier momento es el apropiado
para estar separados por la distancia del encuentro,
por el adoquín que poseen los nombres,
por los pesos añadidos de manera voluntaria.

Cualquier día, momento y lugar es perfecto
para ir con el freno de mano

Wednesday, October 25, 2006

Lavado de Cara

Hoy tracé con mi compás el círculo más grande jamás creado,
y ese círculo lo coloqué el lugar mas alejado de mis pies.
Encerré todos mis malos pensamientos en mis manos,
esparcí toda mi grandeza por el aire,
dibujé alas en mis manos y comencé a volar.

Hoy tracé el peor de los círculos para guardar todo lo que no quería,
todo lo que no me gustaba, y lo alejé un poco más,
tanto que no llegaba a distinguirlo con la vista
y podía equivocarse con cualquier punto lejano del horizonte.

Hoy tracé un agujero negro donde meter toda mi mierda,
un lugar donde poder vivir,
alejado sin piedad de las locuras mundanas que me nutren
y me dan vida…
hoy comienza mi lavado de cara.

Bienvenidos al nuevo Blog de Viaje Otoñal

Kukumi

El director de 'Kukumi', Isa Qosja, ha plasmado en su película la contraposición entre el 'silencio' del centro psiquiátrico que abandonan sus personajes, tras alcanzar la paz, y el 'caos' en que se sumió Kosovo después de la guerra.

El director aseguró que la cinta 'muestra una reflexión sobre la libertad' que concluye que ésta 'no se encuentra en los lugares, sino en el alma y el corazón'.

Aludió también a la 'confusión y a la frustración' de las personas que esperaban una vida mejor al acabar los combates -representadas por tres enfermos mentales- y comprueban que algunos supervivientes han impuesto sus propias leyes al resto.

Qosja explicó que, tras visitar un centro psiquiátrico cercano a Prístina, con el alto el fuego ya en vigor, empezó a sentirse 'mejor' que en la calle, algo que le inspiró para crear 'Kukumi'.

Filmar películas en Kosovo 'no es difícil, pero sí lo es encontrar financiación para ellas', reconoció para explicar, también, que la 'gran mayoría' de los intelectuales de su país y los festivales en que se ha presentado la cinta, incluido el Sarajevo Film Festival, la ha 'aceptado muy bien' aunque añadió que, en su país, 'también ha recibido algunas críticas'.

Sobre la situación actual de Kosovo, apuntó que 'está mejorando y podrán verse resultados positivos pronto'. 'Somos conscientes de que debemos entrar en Europa', según Qosja.


Sunday, October 22, 2006

Saturday, October 21, 2006

Escribe... Paul Auster

No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe…, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?

En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente… inútil.

La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.

Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la “era posliteraria”. Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten –en la página impresa o en la pantalla de televisión–, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.

Nunca he querido trabajar en otra cosa.

Wednesday, October 18, 2006

Sunday, October 15, 2006

Thursday, October 12, 2006

Wednesday, October 11, 2006

Perdón por la ausencia...

queridos lectores (2):
teneis toda la razón de mundo. Mil disculpas.
Estoy en fase terminal-creativa. Y para remediar dicho mal, no paro de nutrirme (cine y mucha literatura y poesía)
Espero que tras la nutrición-deglución vuelva con las pilas cargadas y recargadas para una larga temporada.
Mañana colgaré alguna fotillo (de esas hay en exceso, e incluso alguna es buena, desde mihumilde punto de vista).
Poesía esta complicado, hay metarial, pero es demasiado malo...las musas me han abandonado. Sé q volverán. No sé cuando. Tal vez transformada en videos, aunque hay miles de maneras de expresarse, no?.
Pero la poesía siempre es especial.

Futuro: Lo mas inmediato es el video a medias con mi compañero-amigo José Luis. Un trabajo duro y sacrificado. Requiere esfuerzo y delicadeza. Texto de un genio, imagenes de un aprendiz...siempre siguiendo tus pasos (notese la admiración).
El sábado nos disponemos a capturas las mas bellas imágenes y videos. La post-producción promete ser entretenida, dura y bonita también.
Hasta la foto de mañana me despido. Tal vez a partir de ahora me dedique a comentar un poco mas las cosas.

Ultima adquisición literaria (esta mañana en la fnac sin ir mas lejor; Antología poética de C.P. Cavafis)

La Ciudad
Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.