Sunday, November 28, 2010

Ilusiones y esperanzas

Lucho cada día por estar aquí

Por no desvanecerme sin dejar rastro

Por no diluirme entre esta espesa niebla

Por seguir y continuar


Y entonces lo veo y te digo

“no lo toques, déjalo como está!

Así, esta bien,

“no lo toques, déjalo como está”


Entierro todos racimos de esperanza

Y me regalan cada noche tarjetas de visita

Y lo miro y pienso en ti

Aunque sé que eso nunca será así


Y entonces lo veo y te digo

“no lo toques, déjalo como está!

Así, esta bien,

“no lo toques, déjalo como está”


Y cierro los ojos y no lo consigo

Me es imposible y llega y se marcha

Pero sigue estando sin estar

Y aunque empieza con la i, debería ser d


Y entonces lo veo y te digo

“no lo toques, déjalo como está!

Así, esta bien,

“no lo toques, déjalo como está”


lucho cada día por entender

y dar forma a este cuaderno

medio abandonado y no evaporarme

sin dejar rastro

Tuesday, November 23, 2010

Para que hablar? si otros lo hacen mejor

Había llegado a su casa poco después de la medianoche. Se tendió a fumar en la cama, vestida, encendiendo un cigarrillo con la colilla del otro para dar tiempo a que el terminara la carta que ella sabía larga y difícil, y poco antes de las tres, cuando empezaron a aullar los perros, puso en el fogón el agua para el café, se vistió de luto cerrado y cortó en el patio la primera rosa de la madrugada. El doctor Urbino se había dado cuenta desde hacía rato de cuanto iba a repudiar el recuerdo de aquella mujer irredimible, y creía conocer el motivo: solo una persona sin principios podía ser tan complaciente con el dolor.



G.G.M

El amor en los tiempos del cólera

Saturday, November 20, 2010

Yo no puedo darte mas.


Yo no puedo darte más.
No soy más que lo que soy.

¡Ay, cómo quisiera ser
arena, sol, en estío!
Que te tendieses
descansada a dascansar.
Que me dejaras
tu cuerpo al marcharte, huella
tierna, tibia, inolvidable.
Y que contigo se fuese
sobre ti, mi beso lento:
color,
desde la nuca al talón,
moreno.

¡Ay, cómo quisiera ser
vidrio, o estofa o madera
que conserva su color
aquí, su perfume aquí,
y nació a tres mil kilómetros!
Ser
la materia que te gusta,
que tocas todos los días
y que ves ya sin mirar
a tu alrededor, las cosas
-collar, frasco, seda antigua-
que cuando tú echas de menos
preguntas: "¡Ay!, ¿dónde está?"

¡Y, ay, cómo quisiera ser
una alegría entre todas,
una sola, la alegría
con que te alegraras tú!
Un amor, un amor solo:
el amor del que tú te enamorases.

Pero
no soy más que lo que soy.


P.S

Friday, November 12, 2010


"La luz del poeta es la contradicción"

Monday, November 08, 2010

Sobrevivamos V. 2.0

Nadie nos ha explicado cómo sobrevivir, ni nos han dado un manual para conocer a las personas. Nadie nos ha dicho que los problemas iban a llegar y que las decepciones iban a ocurrir.

Nos lanzamos al mundo totalmente desnudos, sin escudo ni protección, y el día a día nos va creando una fina capa que recubre todo nuestro cuerpo, de pies a cabeza; la inocencia se va perdiendo poco a poco, como un grifo mal cerrado que gotea sin cesar… Nadie nos explicó que esto sería difícil, que sería duro.

Pero tampoco nos explicaron que hay cosas muy hermosas y bellas por las que vivir y sobre todo por las que sobrevivir, se me ocurre una lista tan inmensa que puede que no terminase nunca de escribir, pero ahí van algunos ejemplos:

- Groucho Marx

- El segundo movimiento de la sinfonía “Júpiter”
- Louis Amstrong y su grabación “Potato head blues”
- Algunas películas suecas
- “La educación sentimental” de Flaubert
- Marlon Brando
- Frank Sinatra
- Esas increíbles manzanas y peras de Cezanne

(¿Alguien pilló el guiño/homenaje?)

Así que así están las cosas, buenas y cosas malas. Nadie nos explicó como sobrevivir y sin embargo los días van pasando y parece que no nos va tan mal. ¿o si?

Sunday, November 07, 2010

Sobrevivamos


Veo fotografías en todos lados,

Maneras de vivir en cada esquina.

Ángulos claros y oscuros

Y un sin fin de historias por contar.


Pierdo el tiempo a cada instante.

Soy consciente y me cabreo,

Y grito y salto y bebo

Por que quiero salir y no hay salida.


Entiendo los crímenes pasionales

Y de los asesinatos en masa,

Y los fotógrafos que escapan

Y los escritores que se encuentran.


Destruyo aquello que me perturba

En cambio voy directo al error

Y soy consciente y no me importa,

O disimulo como un actor

E interpreto este gran papel.

Sobrevivamos!

Tuesday, November 02, 2010

Sin mas


Déjame hincharme para poder encerrar todo lo necesario

Y cubrirme con mil manteles y mascaras de temporadas pasadas,

Y Darle a todos los objetos y palabras significados opuestos

Y caminar juntos por pendientes que ascienden a la inversa.


Déjame deshincharme y ser más puro o tal vez más neutro;

Déjame que siga la imposible línea recta o tal vez zigzagueante

Y que siga las contradicciones naturales que todos tenemos,

Que todos necesitamos…


Déjame que en mis idas y venidas, tenga momentos de escape,

De querer estar aquí y allí; de libros de poesía y novelas rusas;

De no querer ser yo, de no dominar la pluma, de ser torpe

De solemnidad y sentirme vivo por un instante.


Déjame eso y todo más, y volver a las complejas estructuras,

De los mensajes cifrados, de contestadores que no dicen nada,

De atrevimientos con dos copas de más; de sentirme rechazado,

Y sentir que por ahí no hay que seguir; déjame sin más!!!

Cartas a un joven escritor

Pues sí, joven colega. Chico o chica. Pensaba en ti mientras tecleaba el artículo de la semana pasada. Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito -quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso- que me enviaste alguna vez. Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores. Tus lectores.

Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.

No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.

Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos -los hay nobles e innobles-, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.

Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.

A.P-R